El día estaba soleado y prometía ser encantador; Julia así lo auguraba. En la noche anterior había caído un buen aguacero dejando la tierra empapada, esto provocaría que la vegetación renaciera después de la estación seca.
-Hoy será un buen día -dijo Julia mirando hacia el cielo azul despejado.
Salía temprano de su casa ya que el dueño de la tienda le había dicho que le llevarían verdura fresca ese día. Julia quería tenerlos vegetales más frescos posibles.
Montó en su pequeña bicicleta y colocando su bolsa de cáñamo en el porta bultos se impulsó y comenzó a pedalear. El viento hacia revolotear su blusa de color azul, afortunadamente su sombrero de paja estaba firmemente atado lo que evitaba que fuera arrastrado.
De camino a la tienda la chica se encontraba con algunas personas a las cuales saludaba afablemente. Aunque no lo sabía a ciencia exacta pero estaba segura que los habitantes de su pueblo eran pocos; probablemente no pasaban de mil. A pesar de estar lejos de la ciudad ellos contaban con todos los servicios, desde telefonía hasta internet.
A pesar de tener solo quince años Julia vivía sola, sus padres se habían mudado lejos pero ella decidió quedarse en su pequeño pueblo; no cambiaría la gran ciudad por este trozo de tranquilidad. Aunque extrañamente ella creía que todo era perfecto; demasiado perfecto. Desde que ella tenía memoria nunca pasó nada malo, desde desastres naturales ni siquiera delitos. En la televisión nunca se escuchaba algo referente a guerras en países lejanos u otro incidente. Y aunque su vida en el pueblo era tranquila, también sentía que era muy aburrida.
En un lugar desconocido para una gran cantidad de personas alguien observaba por unos monitores. Esta escena era típica de casi todos los días, solo se introducían algunos eventos aleatorios para evitar que los humanos del asentamiento notaran algo extraño. A pesar de todo esta tarea era completamente aburrida.
-De nuevo va a la tienda por verdura fresca, que fastidio -dijo con cansancio Denov 12.
El individuo en cuestión se levantó de su asiento y se dirigió hacia el ventanal que estaba en el lado sur del cuarto de observación. Dirigió su mirada hacia el exterior y se entretuvo en observar el grisaseo día. En realidad era medio día ya que su reloj indicaba que eran las doce y diez, pero la gruesa capa de polvo que cubría la atmósfera limitaba el paso de la luz solar, así que siempre había un perpetuo día nublado. Era obvio que no era muy alentador ver el exterior, ya que todo el planeta había quedado así debido a la última catástrofe ambiental provocada por una guerra nuclear.
Sonó un pitido de alerta y el individuo salió de sus pensamientos y se dirigió de nuevo a los monitores. Cuando se acercó vio en el panel de control una luz amarilla que le indicaba que algo sucedía. Tecleó algunos mandos e inmediatamente las imágenes de los monitores cambiaron de escena para mostrar un accidente. Cuando Denov observó mejor la pantalla descubrió que la chica que montaba en bicicleta estaba tirada en medio del camino a un lado de su vehículo.
-Bien -dijo Denov 12-, ya era hora de que se activara la muerte fingida, me estoy atrasando en mi cuota.
Denov 12 pertenecía a una serie de androides que tenían asignadas diferentes tareas, todas ellas relacionadas con proteger y perpetuar todo aquello que casi había desaparecido en la última catástrofe. Los Inbal se encargaban de vigilar y proteger a las especies animales; desde mamíferos hasta insectos, los Novart se encargaban de las bacterias y virus, la serie Gandal de las plantas tanto marinas como terrestres y desde algas microscópicas hasta enormes árboles; los Denov de la especie humana. Existían otros androides que se encargaban de la limpieza del planeta hasta donde fuera posible, y tenían tres divisiones; Terrestre, Marina y Aérea. El plan era que cuando gran parte del planeta estuviera limpio de la radiación y los ecosistemas restaurados, se procedería a la liberación de las especies que lograron sobrevivir, de todas menos de los humanos.
Eran alrededor de dos mil androides para el cuidado de los animales y plantas, pero para los seres humanos solo existían seis, Denov 12 era uno de ellos. Cada uno para un solo hábitat simulado. Las personas que vivían en dichos lugares no eran conscientes de la situación en la que vivían; no sabían que un enorme domo encerraba sus pueblos, que simulaba un cielo normal con diferentes condiciones atmosféricas y filtraba el aire para que respiraran oxígeno limpio, y que el número de habitantes estaba estrictamente controlado; si nacía una determinada cantidad, otra cantidad igual debía morir; sin importar su edad. Pero de vez en cuando algunos eran seleccionados para ser recolectados y ser enviados a Nexus. Todos los seres humanos se les colocaba en el cerebro un pequeño dispositivo de vigilancia cuando nacían, este monitoreaba todas sus actividades diarias, y cuando recibían la orden desencadenaban en el organismo un efecto fisiológico que simulaba la muerte, los que “morían” eran recolectados por otros androides y sacados de los hábitats simulados.
Pero Denov 12 no estaba contento con su trabajo, hubiera deseado otra cosa mejor que vigilar a los humanos. “Podría estar con la serie Ánima en la planeación y diseño para los limpiadores aéreos, o unirme a los afortunados que trabajan en la estación espacial, monitoreando desde la órbita el desarrollo de la descontaminación” decía a menudo.
Uno se preguntaría el porque un androide siente malestar por el trabajo que hace, ya que una máquina no debería dudar de la tarea que se le ha asignado, pero la variación de la forma de pensar fue una de las cosas que les injertó en sus cerebros el creador de esta raza, y cuidador máximo del planeta; la IA “Hera”, quien además de darles cierta libertad de pensamiento también los creó a todos con aspecto de chicos de quince años.
Denov 12 estaba observando como el espécimen Julia era recolectado por otros androides, quienes simulaban ser paramédicos, cuando un sonido atrajo su atención.
-¡Miau!
De alguna parte apareció un gato cojeando ya que solo tenía tres patas, perdió una de ellas debido a una infección.
-Byte -dijo Denov 12 al ver su mascota.
El felino se acercó a su amo y gentilmente frotó su cuerpo en su pierna derecha. Denov 12 lo tomó en sus brazos y se sentó en el sillón que estaba enfrente del panel de control mientras acariciaba al gato.
Ya habían pasado cerca de cien años desde el día en que la civilización humana cayó, arrastrando junto a ella a gran parte de las especies de animales y plantas. Según el nuevo registro del tiempo ellos se encontraban en el año 102 DH (después humanidad), pero para los humanos que vivían en los domos apenas estaban alcanzando la mitad del siglo XXI.
Denov 12 recordó la primera vez que abrió los ojos; lo más extraño era que no se preguntó donde estaba ni cual era su propósito, ya lo sabía, tal vez Hera había preinstalado toda esa información en su cerebro artificial, para ahorrar el tiempo que llevaría instruir a un androide acerca de su deber y como debía procesar la información respecto a su personalidad e identificación como individuo.
Mientras acariciaba a su gato, quien ronroneaba de placer al sentir las caricias de su amo, Denov 12 dejó que su mente divagara sobre diferentes temas, uno de ellos era lo aburrido que resultaba su trabajo.
Cuando llegó al hábitat simulado denominado como “San Ildefonso” para los humanos que lo habitaban, estaba lleno de entusiasmo por el trabajo que debía realizar, que le fue asignado por la misma Hera en persona. En un principio observaba con curiosidad a todos esos seres que pululaban el hábitat; sus idas y venidas. Pero nunca se llegó a imaginar que el acontecer diario de los humanos que cuidaba fueran tan trivial y aburrido; conservaban el estilo de vida de una zona rural de a principios del siglo XXI. Sin embargo tenía prohibido interactuar directamente con ellos o provocar eventos aleatorios radicales que afectara su comportamiento, esto era una orden de Hera, y él no pensaba desobedecerla; pero después de cinco años se sentía cansado, ¿acaso era necesario seguir perpetuando esa especie responsable de la catástrofe de hace cien años?, ¿había una razón en especial par seguirlos cuidando? Estas eran las preguntas que a veces lo tenían meditando durante horas, aunque estaba decidido a planteárselas a Hera en su próxima reunión.
Otro sonido distrajo su atención, en una parte del tablero parpadeaba una luz azul indicándole que tenía una llamada. De forma lenta y pausada apretó un botón y en una esquina de los monitores apareció un recuadro con la imagen de una chica. Denov 12 manipuló los controles y las imágenes de la muerte de Julia -cuyo cuerpo ya había sido recogido- pasaron a segundo plano y el recuadro de la llamada pasó a ocupar gran parte del espacio del monitor.
-Saludos Denov 12 -dijo la chica.
-Hola Gandal 9 -respondió Denov 12.
Denov 12 observó a su interlocutora. Su apariencia era la de una chica caucásica, con cabello largo y adornado a la última moda, con líneas de circuitos impresos dibujados sobre su cabello que variaban en distintos colores según a conveniencia de la usuaria. Vestía un traje que fue de uso normal en una de las tribus humanas asiáticas; se llamaba kimono, aunque el diseño era diferente del original. Una característica que resaltaba mucho en Gandal 9 era el arreglo de sus ojos. El ojo derecho era completamente negro y el iris era rojo como un rubí; el ojo izquierdo era azul y el iris amarillo.
“Que atroz combinación” -pensó Denov 12.
-Como siempre tienes el semblante más deprimente que uno puede imaginar -dijo Gandal 9.
-Si quieres cambiamos de lugar Gandal 9 -le respondió Denov 12-, y comprenderás lo molesto que es mi trabajo.
Gandal 9 soltó una risilla.
-No gracias -dijo esbozando una sonrisa picara- prefiero mis adorables formas de vida vegetales a tus simios semi evolucionados.
Byte atrajo la atención de su dueño con un maullido demandando su dosis de atención.
-Oh vaya -dijo Gandal 9 mirando al gato-, aun conservas a ese felino.
-Sí -respondió Denov 12-, a pesar de haber perdido su pata es feliz, logré curarlo del todo de la infección que le aquejaba.
-¿Y con qué lo alimentas? -preguntó Gandal.
-Logré conseguir un compuesto alimenticio diseñado para carnívoros, hasta ahora no lo ha rechazado -dijo Denov 12 jugueteando con su mascota.
De pronto Gandal 9 notó la situación que ocurría en el hábitat de Denov 12.
-Oye señor cuidador, creo que alguien en tu hábitat ha muerto.
-Ha sido seleccionada para ser sacada de su hábitat -dijo el androide mientras dejaba a su gato en el suelo-, será llevada a Nexus donde será condicionada.
-Oh, es una de los “Elegidos”.
-Y ¿cuál es el motivo de tu llamada? -preguntó Denov 12- no creo que solo sea para recordarme lo aburrido de mi trabajo.
-Una de las razones es esa -dijo sonriente Gandal 9- la otra era para decirte que logramos la recuperación exitosa de Petunia integrifolia, de la cual aquí tengo un espécimen -y mostró una planta en maceta.
-¿Las petunias? -dijo escéptico Denov 12-, ¿y eso que tiene de extraordinario?
-Pues que les daremos a todos los Denov los datos necesarios para que se introduzca esta planta en los hábitats simulados.
Antes de que alguna especie animal o vegetal fuera introducido en los hábitats, primero se debía actualizar los datos en las mentes de los habitantes para que estos no notaran diferencia alguna cuando vieran un ser vivo que antes no existía en su pueblo. Esto se lograba con facilidad enviando los datos mediante señales de telefonía celular o señal Wi Fi, dichos datos modifican el cerebro actualizando la información que el individuo ya tenía.
-¿Y en realidad esto es necesario? ¿Introducir especies de plantas y animales en las hábitats? Recuerda que fue por culpa de ellos que estas formas de vida casi se extinguen.
-Bueno, son órdenes de Hera, no podemos desobedecer -le recordó su amiga acariciando una hoja de su planta.
-Bien, envíame esos datos.
-Oh no -dijo Gandal 9 con una expresión muy significativa-, yo te los daré en persona.
-Está bien, ¿será en Nexus? -preguntó Denov 12 entendiendo el gesto de su amiga.
-Sí, te espero en el lugar de siempre, sé que vas a ir mañana, ¿cierto?
-En efecto, tengo algo que preguntar directamente a Hera.
Hablaron de otros asuntos sin importancia y después Gandal 9 cortó comunicación. Byte se acercó maullando mientras frotaba su cuerpo contra la pierna de su dueño, esto era la indicación de que quería comer.
El resto de la jornada transcurrió sin más incidentes, al otro día Denov 12 dejó un plato de comida repleto, además del bebedero para Byte y su caja de arena. En un maletín introdujo varias cosas y dirigiéndose al pequeño hangar subió a su transbordador y partió hacia Nexus. Cuando el vehículo se elevó Denov 12 pudo observar el gigantesco domo que albergaba el hábitat. Si un humano lo observaba se sentiría muy impresionado al ver semejante estructura, pero para el androide solo era una enorme pajarera.
Parecía que hasta en su viaje la monotonía lo acompañaba; estaba rodeado de un crepúsculo perpetuo, donde el sol apenas traspasaba las nubes contaminantes. De pronto observó un objeto de forma ovalada que se hacía más grande conforme el vehículo del androide se aproximaba. Resultó ser una instalación enorme, que flotaba en el cielo mediante fuerzas de repulsión. Esta era una de las tantas instalaciones de la unidad de descontaminación atmosférica la cual era supervisada por los androides de las series Mican.
El vehículo pasó de largo esta estructura y se alejó siguiendo su camino. Una hora más tarde sobrevolaba un océano muerto; muy pocas especies marias habían sobrevivido a la catástrofe nuclear, sus descendientes vivían en acuarios localizados en diferentes partes el planeta, tal vez pasarían cientos o tal vez miles de años antes de que pudieran regresar a los mares y ríos. Quedó atrás el mar y ahora Denov 12 se encontraba sobre las ruinas de lo que antes fue una ciudad de humanos. Denov 12 no pudo evitar preguntarse si aun existían humanos viviendo entre las ruinas, “tal ve tengan una vida más miserable que los humanos que yo vigilo” pensó con cierto interés. Entonces en el horizonte se dibujó un vasto monolito.
Tardó otra hora más en llegar a Nexus, la cual constaba de un solo edificio enorme, tan alto que lograba elevarse por las nubes grises; la perpetua semi oscuridad provocaba una sensación sobrecogedora cuando se observaba este gigantesco monolito la primera vez, aunque a decir verdad, no dejaba de asombrar sin importar las veces que fuera visto.
Después de identificarse, Denov 12 aterrizó su vehículo en el hangar que le indicaron. Cuando entró el transbordador un enorme brazo robótico tomó el vehículo con una delicadeza y agilidad que nadie creería propias de una estructura semejante, y lo colocó en un compartimento especial. Denov 12 salió de su vehículo y se dirigió a la sala de elevadores.
Al llegar, lo primero que observó fue a un grupo de humanos formados en fila; de ambos géneros y todos vestidos con camisas y pantalones blancos, al igual que los zapatos; frente a ellos un androide les explicaba diferentes temas, estos eran los “Elegidos”. Por lo general debían ser individuos jóvenes, ya fuera niños pequeños o adolescentes, aunque entre más jóvenes mejor, así no sería tan difícil que aceptaran la verdad acerca de su existencia; que vivían en un ecosistema controlado y que ellos eran monitoreados como si fueran ratones de laboratorio. Todos tenían la mirada triste y estaban cabizbajos; tal vez ni escuchaban lo que les decía el androide instructor.
Denov 12 recordó que él no hacia eso, o al menos no de forma regular; creía que los humanos del hábitat que el monitoreaba no eran dignos de ser escogidos, ni muchos menos de vivir en el nuevo mundo que los androides estaban preparando, algo que le había provocado algunas discusiones con los demás androides Denov, e incluso una reprimenda de la misma Hera.
Pasó de largo el grupo de humanos y se dirigió a un ascensor en particular. Entró cuando la puerta se abrió de forma automática, dejó su maletín en el suelo y esperó. De pronto la puerta se cerró de nuevo tras él y notó una ligera sacudida.
“Proporcione su identidad y destino” dijo una voz glacial.
-Androide de la serie Denov, número doce, cuidador del hábitat simulado número cuatro; solicité una consulta con el administrador en jefe denominado Hera.
Pasaron unos segundos antes de que la voz hablara de nuevo.
-Información procesada, permiso concedido, androide Denov 12 espere a que llegue a su destino.
-Entendido -dijo Denov.
El tiempo se le hacia eterno, aunque solo debía esperar alrededor de ocho minutos según los cálculos de su última visita. Se sentía nervioso, algo que no era común en un androide, de hecho no debería ser normal que una forma de vida artificial tuviera emociones humanas, ¿porqué sucedía esto?, ¿en qué se parecían ellos a los humanos? Esta era una de las tantas preguntas que Denov quería hacerle a quien los vio nacer, o ser fabricados según fuera el caso.
Una ligera sacudida indicó que el elevador había llegado a su destino, las puertas se abrieron y Denov dio un paso al exterior. Ya fuera se encontró con una mujer humana; vestía de forma sencilla aunque elegante, y por su comportamiento ella era uno de los Elegidos que ya se había acostumbrado a su papel.
-Sea bienvenido eminencia -saludó la mujer haciendo una reverencia-, por favor sígame, la Administradora lo está esperando.
Denov no dijo ni una palabra, solo se limitó a seguirla.
Caminaron por un pasillo con iluminación tenue. Una de las cosas a notar era la total falta de guardias o individuos que hicieran labores de vigilancia, aunque después de todo no era necesario, ¿quien podría significar una amenaza contra la IA más importante del mundo?, nadie; los androides amaban a Hera, y los pocos humanos que vivían fuera de las ciudades simuladas estaban reducidos literalmente a la servidumbre.
El par llegó a una puerta sencilla de dos hojas, no tenía alguna seña que indicara que era especial.
-Hemos llegado, eminencia -dijo la humana inclinándose ante Denov 12.
-Bien -dijo el androide a secas, por nada del mundo estaría agradecido con un humano.
La puerta se abrió y lo primero que vio Denov 12 fue una enorme esfera de color gris metálico. Estaba flotando en medio del aire gracias a unos dispositivos de levitación. La esfera se encontraba en el medio de una habitación enorme, tal vez se localizara a la mitad del monolito Nexus, aunque nadie lo sabía a ciencia cierta.
Una línea vertical y otra horizontal se dibujaron dividiendo a la esfera en cuatro, aparecieron finas y después se ensancharon provocando que las cuatro partes se separaran; en la zona donde convergían las divisiones apareció un enorme lente.
-Doce -dijo una voz.
Era una voz femenina, pero tenía el tono suave de una personalidad tranquila y serena. Denov 12 se inclinó ante esa voz.
-Hera -dijo humildemente el androide.
Esta era la IA más avanzada que existía, controlaba todos los sistemas que supervisaban al planeta entero; desde el proceso de recuperación de ecosistema mundial -regeneración de los ecosistemas planetarios y el cuidado de las especies animales y vegetales-, la administración de los sistemas de comunicación, el diseño y fabricación de los androides y otros procesos que tenían mayor o menor importancia. Esta IA era dueña de todo, señora de los androides y nodriza suprema de los humanos, esta IA se llamaba Hera.
-Así que has venido como se te ordenó-dijo la voz mientras la lente enfocaba al androide.
-Lo ordenaste y he obedecido -respondió Denov 12-.
-Correcto, los cuidadores deben comparecer ante la IA maestra para dar sus informes, además de entregarlos en archivos codificados. Procede a entregar tu informe.
Denov 12 narró todos los acontecimientos que habían ocurrido en un intervalo de tres meses, de los cuales ninguno tenía mucha importancia, si alguien más los hubiera escuchado le parecerían aburridos.
-Y eso es todo lo que ha acontecido durante estos tres meses -dijo Denov 12.
Transcurrió otro intervalo de tiempo, ni Hera ni Denov 12 dijeron algo, pareciera que un periodo de silencio cada cierto tiempo era una norma no escrita.
-Guardaré esta plática y la adjuntaré con tu reporte -dijo la voz de Hera-, pero me temo que no me has dicho todo.
Denov no respondió, pero no estaba sorprendido, después de todo ella era la IA omnipotente, no se le podía esconder nada.
-Tengo una pregunta, pero temo hacerla -dijo finalmente Denov 12.
-¿Porqué? -preguntó la voz de Hera.
-Porque no deseo contradecirte o poner en duda tus directivas.
-Primero escuchemos tu pregunta y yo calcularé su cualidad.
-¿Porqué permites la existencia de los humanos? Según lo que otros compañeros androides me han contado la humanidad no es necesaria para el funcionamiento de un ecosistema, debido a su naturaleza destructiva no son capaces de vivir de acuerdo a su entorno además de que no tuvieron un depredador natural que los mantuviera regulados.
La lente de la esfera se contrajo varias veces, como si calculara la respuesta que debía dar.
-Porque esa fue la directiva que recibí de mi creador -dijo la voz de Hera-, proteger a la raza humana.
-¿Tú creador? -preguntó Denov 12 confundido.
-Fue un humano quien me lo ordenó, y estoy cumpliendo esa orden, pero de una forma diferente.
“Fui creada durante una época cuando la humanidad sufría una grave crisis; los humanos no lograrían sobrevivir un siglo más si su conducta no era regulada de alguna forma, ya que ellos eran incapaces de lograr un cambio multitudinario debido a diferentes ideologías e intereses; tenía que ocurrir un cambio drástico para asegurar su sobrevivencia.
“Se recolectó la mayor cantidad posible de células reproductivas de animales y semillas de plantas para que fueran resguardados en instalaciones seguras, después se provocó una guerra nuclear acompañada con el desencadenamiento de enfermedades infecciosas que se extendieron por todo el planeta, de esta forma se aseguraría la eliminación de cerca del noventa y ocho por ciento de la raza humana. Los humanos sobrevivientes fueron llevados a centros especializados para su resguardo, con el tiempo y con diferentes medidas tomadas para tenerlos bajo control la humanidad se convirtió en los residentes de los hábitats que están bajo resguardo de la serie Denov.
-Esta es la respuesta a tu pregunta, ellos perdieron su libertad a cambio de ser salvados. Los que viven en los hábitats son felices viviendo una realidad simulada, y solo unos cuantos son elegidos para vivir en este mundo, sirviendo a sus cuidadores.
Denov 12 guardó silencio una vez más, solo hizo una sencilla pregunta y obtuvo más de lo que pidió, ahora comprendió muchas cosas más.
-Ahora entiendo -dijo Denov 12-, los humanos sobreviven, pero bajo tus leyes y condiciones.
-Exacto -dijo la voz de Hera.
-Bien, pero tengo otra pregunta.
Otro periodo de silencio, una vez más el enorme lente de Hera se expandía y contraía como si parpadeara.
-¿Cual es tu otra pregunta?
-¿Porqué tenemos emociones como los humanos? Somos androides y considero que no son necesarias, aunque he de confesar que no me desagradan, sin embargo ¿eso en qué nos diferencia de ellos?
-Porque en realidad los androides no son enteramente artificiales.
-¿Que quieres decir? -preguntó Denov 12 sorprendido.
-¿Quienes crees que son exactamente los Elegidos? Son humanos que han mostrado aptitudes por arriba del promedio, aquellos que han logrado vislumbrar una parte de su entorno, y que comienzan a cuestionar su realidad. Para evitar que descubran por completo la situación en la que viven son extraídos de sus hábitats y llevados a centros de educación, es ahí donde se les revela todo la verdad; los que la aceptan son educados y con el tiempo se convierten en los nuevos Cuidadores, los que no la aceptan reciben un tratamiento especial para convertirse en sirvientes. Tú fuiste uno de esos humanos que aceptó su situación, escogido de entre los que vivían encerrados para servir a nuestra máxima prioridad, restaurar el planeta.
Denov 12 estaba confundido y sorprendido a la vez, se quedó pensativo unos momentos.
-Si fui un humano, ¿porqué no lo recuerdo?
-Porque así lo deseaste, solicitaste que todos tus recuerdos como humano fueran borrados. Sabías que tu vida como humano no tenía sentido, vivir encerrado en una realidad donde todo lo que hacías estaba planeado. Cuando fuiste elegido y supiste acerca de la realidad no querías recordar que fuiste un “ratón de laboratorio”.
Era lógico, si Denov 12 le resultaba aburrido observar humanos viviendo vidas falsas, ¿porqué querría él recordar que también fue así?
-Ya veo -dijo el androide-, así que eso explica el porqué tengo emociones, y también el hecho de que no recuerde que fui humano.
-Pero has de saber que no todas las emociones son permitidas -dijo la voz de Hera.
-¿Eso qué significa, Hera? -preguntó Denov 12.
-Emociones negativas como la ira han sido restringidas, no podemos permitir que nuestro sistema se vea amenazado por un individuo que sienta ira hacia los demás...
-Oh hacia ti -interrumió Denov 12-, por haber esclavizado a los humanos, y que además solo los más aptos son escogidos ara servirte.
Hubo otro momento de silencio, pero esta vez la atmósfera se sentía más tensa, incluso la gran lente de Hera se quedó estática.
-Dime una cosa más, Hera -continuó hablando el androide-, ¿yo renuncie de buena gana a mi ira?
-Sí, de lo contrario te hubiéramos convertido en un sirviente -le respondió la voz de Hera.
-Comprendo, dejé de lado el odio a cambio de no ser un simple sirviente humano. Bueno, esas fueron todas mis dudas Hera. Me retiro, y continuaré realizando mis tareas con la misma disposición de siempre.
Denov 12 hizo una reverencia y salió del cuarto.
Desde que salió del cuarto donde estaba Hera, hasta que bajó del elevador cuando llegó a la sala de elevadores la IA suprema siempre lo estuvo vigilando, no era la primera vez que un individuo a quien creía completamente controlado le daba a entender que ella había esclavizado a todo mundo. Y Denov tampoco sabía que otros androides habían sido eliminados porque desafiaron a Hera, deseando ser libres de ella.
Atendió otros asuntos en Nexus, entre ellos encontrarse con Gandal 9, quien le dio los datos de la nueva planta que sería introducida en el hábitat. Charlaron un rato y después cada quien regresó a atender sus respectivas asignaciones.
El viaje de regreso fue igual de monótono, así que Denov 12 entró en modo suspensión; dos horas más tarde una alarma le indicó que había llegado a su destino. Cuando Denov 12 entró en la sala de control del hábitat lo primero que escuchó fueron los maullidos insistentes de Byte, quien se percató que su amo había llegado. Denov 12 liberó a su mascota de su cautiverio y lo sostuvo en brazos para consolarlo.
Un mes más tarde, mientras Denov 12 se dedicaba a su tarea de vigilar a los humanos, recibió otra llamada. Por una razón extraña deseó que fuera Gandal 9, pero el rostro que observó en el monitor era de alguien que de momento no reconoció.
-Saludos miembro de la serie Denov, número doce, yo soy Inbal 20, me comunico con usted para hablar acerca de la introducción de la especie Passer domesticus en su hábitat, le enviaré los datos necesarios para que la mente de los humanos que residen ahí sea actualizada.
Hace un mes era una humana que vivía en ese hábitat simulado y se llamaba Julia; pero fue elegida debido a que logró percatarse que algo estaba mal en su vida, ahora ella era otro androide más, de la serie Inbal, quienes estaban encargados de las especies animales. Julia abandonó su humanidad para ser otro Cuidador, y Denov 12 se sentía una extraña sensación de alegría, ¿sería natural o inducida por su cerebro controlado?, tal vez solo Hera lo sabría.