jueves, 10 de junio de 2021

Encuentro.

 




A donde quiera que uno dirigiera su vista solo se podía observar verdor, el verdor de cultivos selectos y cuidadosamente criados para que ofrecieran lo mejor. Claro está que estos vegetales no pueden crecer por sí solos, y necesitan de un granjero que los cuide; extraños robots de forma ovoide levitaban sobre los campos de maíz, calabaza, arroz y cereales revisándolos mediante un escáner láser para leer sus diferentes signos vitales: nivel de clorofila, las condiciones del suelo y detectar una posible plaga.


Pero estos robots no eran los únicos presentes en toda la Zona de Cultivo 827, ya que incluso ellos necesitaban supervisión. En el extremo del campo 3, dedicado al cultivo de maíz, caminaba una chica. Su uniforme constaba de una gorra, chaleco, pantalones y botas de color verde; en la gorra estaba impreso el logotipo de una rama de tres hojas, que identificaba a su portador como alguien perteneciente a la división Agrícola.


Su designación oficial era MX-2345 y era una bio-droide, un ser humano gestado en un laboratorio de la capital. Nació con los conocimientos necesarios ya injertados en su cerebro, y mientras se desarrollaba hasta la edad adulta recibió una rápida instrucción en el centro de entrenamiento y después fue enviada a la Zona de Cultivo 827.


Caminaba tranquilamente por el sendero de tierra bordeado por los campos de trigo y maíz, revisaba con una tableta todos los datos que le enviaban los robots centinelas.


-Nivel de humedad del suelo es del 36%, no hay presencia de algún tipo de plaga. Los cultivos de esta área están en óptimas condiciones -dijo MX.


En ese instante los rayos solares caían a raudales sobre los cultivos, lo cual era bueno ya que todas las plantas podrían realizar la fotosíntesis. Aunque el sol no las irradiaba directamente, toda la Zona de Cultivo 827 estaba protegida por un domo que filtraba la dañina radiación producto de la última guerra mundial; ya no era posible vivir a la intemperie.


Además de la contaminación, otra de las secuelas fue que gran parte de la población murió, quedando solo un pequeño porcentaje de personas en edad útil para desempeñar cualquier labor manual; así que la solución fueron los bio-droides, quienes servirían a los seres humanos mientras estos encausaban sus esfuerzos en actividades más importantes.


MX-2345 intentaba comunicarse con otro de sus compañeros; NR-190.


-NR-190, contesta por favor -dijo MX por su intercomunicador.


Pero el silencio era la única respuesta que obtenía.


-NR-190, adelante por favor.


Nada, solo estática.

MX tecleó unos comandos en su dispositivo y en un mapa apareció la localización de NR-190, un punto luminoso que titilaba de forma periódica. Ella decidió dirigirse al lugar indicado en su mapa.

Un grupo de seis personas caminaba apresuradamente escondiéndose entre la vegetación. Habían logrado entrar al domo por una puerta de servicio; con un dispositivo lograron burlar el sistema de seguridad el tiempo suficiente para poder entrar sin que fueran notados.


-Bien -dijo el líder del grupo-, solamente tomen lo necesario, en otras palabras lo que puedan llevar con ustedes. Nuestra prioridad deben ser maíz, papas, y legumbres; cosas que podremos sembrar y cultivar nosotros mismos. Eviten los disparos, será más fácil salir sin que nos detecten.


Brenan traía consigo una mochila lo suficientemente grande como para llevar una considerable cantidad de vegetales. Había salido junto con los demás del Búnker 48; uno de los pocos refugios que sobrevivieron a la guerra, y donde vivían las personas que no fueron aceptadas en las ciudades cúpula. Marginados que no tenían más opción que robar a las plantas productoras de comida para poder subsistir.


Él tenía lo necesario para poder vivir en una de esas ciudades; tenía título universitario así como experiencia en su área de trabajo, pero de ninguna forma iba a vivir en una sociedad semejante; donde uno debía pensar lo mismo que la mayoría, aunque estuvieran equivocados, so pena de ser considerado como alguien dañino. Algunos de los castigos consistían en cambios de sexo forzados, aunque muchas veces quedaban deformes tanto física como mentalmente.


Brenan no había estado solo, tuvo una hermana que lo acompañó en su exilio. Vivieron juntos durante un tiempo pero ella desapareció en una redada de las fuerzas del gobierno. Muerta o capturada, no se sabía, aunque corrían rumores de que a todos los que capturaban eran sometidos a un proceso de “conversión”, sea lo que eso significara.


La partida había avanzado sin problema alguno; sabían cuales eran las rutas de los drones voladores, así que podían evitar encontrarse con ellos, y cuando no era posible evitarlos contaban con un dispositivo que era capaz de hackear los sistemas de los drones; los controlaba momentáneamente e irrumpía en el sistema de cámaras, haciéndolos invisibles en caso de que fueran descubiertos. Pero no debían usarlo de forma continua ya que existía el riesgo de que algún dron fuera inmune a la señal de hackeo. Todo iban bien hasta que se toparon con algo que no podía ser hackeado; mientras avanzaban por el cultivo de leguminosas les salió de improviso un bio-droide. Por un instante todos se quedaron estáticos por la sorpresa; los marginados sabían de la existencia de estos seres -humanos falsos los llamaban-, y eran consientes de que probablemente los habría en la Zona de Cultivo.


-¿Quienes son ustedes? -preguntó el bio-droide.


De repente cayó al suelo con un agujero en su cabeza.


-¡Eres un idiota Lars! -exclamó un miembro de la partida.


-¿Qué esperabas que hiciera? ¿Qué le diera los buenos días? -dijo Lars.


-Muy probablemente el sonido de tu disparo fue escuchado, y ahora tenemos menos tiempo para robar comida -dijo el jefe de la partida.


-Pero no se escucha la alarma -comentó alguien mientras prestaba atención.


-No importa, vayamos a la zona de tomates y tomemos los que podamos, después nos iremos.


-¡Pero también debemos llevarnos verdura fresca! -exclamó alguien más- ¡hay que variar la dieta en el búnker, no podemos depender enteramente de comida artificial!


-Ya no hay tiempo, probablemente los drones de seguridad ya nos estén buscando, ¡apresúrense!


La partida aceleró el paso y continuaron con su camino.


MX-2345 había encontrado a NR-190, muerto, aunque tal vez no era correcto mencionar que un bio-droide murió, tal vez podría considerarse que “dejó de funcionar”. Pero sea como fuere NR-190 estaba en el suelo con un agujero en su cabeza. MX se impresionó un poco, pero reportó la situación al Centro de Mando Artificial.


Se han detectado la presencia de intrusos en la Zona de Cultivo 827, todas las unidades en estado máximo de alerta, los supervisores deberán participar en la operación de rastreo y eliminación”


Ese fue el mensaje que MX recibió por la red neuronal. Inmediatamente se dirigió al almacén más cercano para equiparse debidamente.


Mientras la partida avanzaba Brenan no dejaba de pensar en el encuentro con el bio-droide. “Sangre, de la herida en la cabeza le brotaba sangre” pensaba con insistencia. Se sabía que estos seres eran completamente artificiales, así que muchos marginados estaban convencidos de que eran como androides pero un poco más avanzados; suponían que todo lo que los conformaba era igualmente artificial, pero si era así, ¿cómo se explicaba lo que Brenan había observado? ¿Sangre roja?


-¿Creen que hayamos matado a una persona? -preguntó sencillamente.


-¿Qué? -dijo alguien sorprendido.


-Sí, ese líquido que le brotó de la cabeza se parecía mucho a la sangre de cualquier persona.


-Eso no importa, bien podría ser sangre artificial -le respondió alguien más-, y si así fuera el caso ¿qué más da? Ese tipo trabajaba para los bastardos de la ciudad, ¿acaso crees que por ser marginados nos tendría en consideración y dejaría que robáramos a nuestro antojo? No seas tonto Brenan, cada quien hace lo necesario para sobrevivir, o somos nosotros o ellos.


Por toda la partida se oyeron exclamaciones de aprobación, incluso Brenan aceptaba el hecho de que debían de sobrevivir de una u otra forma, pero matar a otras personas no estaba dentro de sus consideraciones, ¿y si los bio-droides no eran seres artificiales? Brenan apartó de momento estos pensamientos y se concentró en lo que era más prioritario, recolectar vegetales.


MX caminaba presurosamente mientras empuñaba su arma; de todas las cosas que no esperaba ese día una de ellas era la intrusión de personal desconocido a la Zona de Cultivo. Pero eso precisamente la tenía confundida, ¿qué era un intruso? Desde que tenía memoria no conocía más allá de la Zona de Cultivo más que otros supervisores como ella y los drones, sabía de la existencia de seres humanos, pero estos vivían en las ciudades cúpula, entretenidos en actividades más importantes. Por lo tanto MX no entendía a que se refería el mensaje con lo de “intrusos”, ¿quiénes eran y de dónde provenían? Si por intrusos se refería a plagas de algún tipo para eso estaban los pequeños drones que se encargaban de controlarlas.


Durante mucho tiempo hubo algo que interfería en la mente de MX, ella no sabía exactamente que podría ser, tal vez errores de programación o sectores dañados de memoria, pero era persistente y confuso. En su mente aparecían escenas aleatorias de extraños acontecimientos, imágenes confusas donde MX era la protagonista. Veía cosas como una larga fila de personas que se dirigían a una ciudad-cúpula, después caminaban por un páramo desolado; a veces había escenas donde ella estaba en un túnel junto a otras personas. Pero de estas alucinaciones la que más la molestaba era una donde ella estaba corriendo y era capturada; no supo que sucedía después pero solo recordaba una sensación de dolor y después nada.


Pero en todas las alucinaciones siempre estaba alguien a su lado, MX no podía recordar quien era, pero de alguna forma estaba relacionada con ella.


Mientras tanto algo sucedía en otra parte de la Zona de Cultivo 827. La partida estaba oculta en un cultivo de maíz, mientras observaban temerosos al cielo. Hacia unos minutos aparecieron varios drones sobrevolando la zona, pero estos eran muy diferentes a los que monitorizaban los cultivos; más grandes, de color negro y de apariencia más amenazante. Era un grupo de doce los cuales se dividieron en parejas y se esparcieron por toda la Zona de Cultivo.


-Maldición -dijo un miembro de la partida.


-Buen trabajo Lars, -exclamó molesto uno más-, buen trabajo, en verdad eres un maldito genio, ahora nos están buscando drones de asalto.


-Si quieres tu puedes ser el siguiente -dijo Lars mientras miraba al cielo- con menos gente tal vez tengamos más probabilidades de escapar.


-Quiero verte intentarlo -repuso el hombre.


-¿Quieren dejar de discutir y estar atentos? -dijo Brenan queriendo calmar los ánimos- Debemos pensar en como salir de aquí sin que nos descubran.


-Oye Neils, ¿crees que puedas intervenir los sistemas de esos? -preguntó el jefe de la partida.


-Lo dudo, no tengo el análisis de la señal de esos drones, si lo intento puede que nos descubran.


-Derribarlos esta fuera de cuestión, su armadura puede ser muy dura, y al primer disparo nos descubrirán -comentó Brenan.


Mientras tanto un miembro de la partida tenía fija su vista en un punto en concreto.


-Oigan -dijo débilmente.


En su voz se detectaba un tono de miedo, que atrajo la atención de algunos de sus compañeros.


-Maldición -exclamó Lars al dirigir su vista hacia donde su compañero la tenía fija.


Un dron que pasaba por ahí mientras revisaba los cultivos de maíz los detectó, su lente enfocaba claramente al grupo de seis. Rápidamente alguien le disparó y todo el grupo salió corriendo.


-El único plan que tenemos es salir corriendo hacia el punto por donde entramos, que cada hombre se salve como pueda -dijo el líder del grupo mientras corrían.


No se escuchó el sonido de alguna alarma, o algo que diera a entender que los habían detectado, pero no se quedarían a averiguarlo. Salieron del cultivo donde estaban ya que las plantas les estorbaban el paso para escapar. Durante unos minutos todo se veía normal, no se veían signos de que estuvieran siendo perseguidos o algo parecido. Cuando de pronto desde el nordeste aparecieron dos figuras que avanzaban rápidamente hacia ellos. Brenan miró hacia atrás y vio otros dos drones que los perseguían.


-¡Ahí vienen! -exclamó uno de ellos.


El grupo se dirigía hacia el lugar por donde entraron a la Zona de Cultivo; tenían que llegar a una especie de alcantarilla que daba acceso a una zona de servicio, después recorrer un pasillo y llegar a la puerta que los conduciría al exterior donde tenían sus vehículos esperando.


De pronto unas detonaciones estallaron a su alrededor, los drones estaban abriendo fuego. Uno de los marginados se dio vuelta y apuntó con la intención de devolverles el fuego, pero cayó al suelo con su cabeza destrozada, un disparo la había atravesado.


En su camino se encontraron con un bio-droide quien al verlos les apuntó con su arma y disparó, hirió a uno de ellos y los demás respondieron al fuego. No se detuvieron pero Brenan notó que el bio-droide caía al suelo.


Ese maldito tiene buena puntería” pensó Brenan refiriéndose a Lars.


Mientras tanto los drones continuaban persiguiéndolos, pero hubo algo que Brenan notó; cuando se acercaron a un cultivo los drones dejaron de atacarlos, pero sin interrumpir la persecución.


-Oigan -exclamó-, no nos atacan si estamos cerca de un cultivo.


-Son demasiado valiosos como para dispararles -exclamó el jefe de la partida-, pero no deben confiarse, de alguna forma nos seguirán atacando.


MX-2345 caminaba presurosa, sabía que los incursores habían sido vistos en el sector-10, y el sistema de seguridad autónomo solicitaba la presencia de los supervisores para atacarlos. Los drones no debían disparar de forma indiscriminada ya que ahí se localizaban los cultivos de plantas enervantes, indispensables para el entretenimiento humano.


La bio-droide aun no tenía del todo claro a que se refería el sistema de seguridad al referirse a los “intrusos”, pero ella tenía un deber que cumplir y lo haría al pie de la letra.


Un miembro más de la partida había caído, un bio-droide le había disparado hiriéndolo. Los tres restantes no se detuvieron a ayudarlo y lo abandonaron dejándolo con el valioso cargamento de verduras robadas.


-¡Esto va mal! ¡Muy mal! -exclamó Lars.


-Lo que pasó pasó, y no se puede remediar, por ahora debemos escapar a como de lugar -dijo Brenan.


-¿Y con tantos persiguiéndonos?


-¡Sólo corre!-dijo el jefe de la partida.


A Brenan se le ocurrió algo, se metió directamente entre el cultivo más cercano, Lars lo siguió. Corrió hasta que llegaron justo en medio de la parcela, cubiertos hasta la cabeza por plantas de amapolas modificadas genéticamente. Los dos hombres se quedaron en silencio mientras observaban atentamente al cielo. Los drones que los perseguían se habían quedado a una distancia prudente; no los habían perdido ya que sus sensores infrarrojos podían verlos a la perfección, pero no debían dispararles ya que podrían dañar las plantas del cultivo.


-Creo que no nos atacarán -dijo Brenan mientras observaba a los drones.


-Eso parece -dijo Lars.


-Ahora debemos idear un plan para escapar.


De pronto Brenan escuchó un ruido metálico, cuando observó a Lars descubrió con estupor que este le apuntaba.


-¿¡Se puede saber que haces!? -exclamó airado.


-Hasta aquí termina el juego amigo -dijo Lars apuntándole.


Los dos hombres se quedaron observándose el uno al otro, alrededor de ellos era paz y tranquilidad como si su disputa no afectara en nada al ambiente.


-Oh Brenan -dijo Lars mientras sonreía-, pagan muy bien por hacer estas cosas ¿sabes?


-¿Pagan bien? -preguntó Brenan confundido, quien aun no podía cavilar lo que estaba sucediendo.


-Sí, los de la ciudad, hace tiempo que me capturaron pero en vez de matarme o convertirme me hicieron una oferta; que me infiltrara en los grupos de marginados y los observara, recopilara información y otras cosas más; todo a cambio de dinero, comida y otras comodidades.


-Maldito traidor -exclamó Brenan.


-Oh, no me culpes, solo hago lo necesario para sobrevivir -dijo Lars-. La vida fuera de las ciudades es una mierda, tu muy bien lo sabes; siempre tener que vivir dentro de cuevas donde el aire apesta, la comida es mala; no podemos tocar los cultivos que tenemos porque deben proporcionar comida para tiempos difíciles, ¡vivimos en tiempos difíciles maldita sea!


-Si acabamos con esos cultivos no quedaran más para el futuro.


-Pues roben más de los Centros de Cultivo, ¿acaso no son buenos en eso? Pero ya no importa, solo debo eliminarte y regresar con el jefe, y después transmitir la localización del Refugio.


-Eres un maldito -exclamó Brenan, y después añadió-, pero si en verdad estás de parte de ellos, ¿porqué le disparaste al dron y al bio-droide?


-Porque debo hacer lo necesario para engañarlos a ustedes -dijo Lars-, no importa si destruyo uno o dos drones, o mato a esos “controlados”, los grandes jefes de la ciudad tienen de sobra para reponer los que sean destruidos.


-¿Qué quieres decir con eso de “controlados”? -preguntó Brenan confundido.


-¿Acaso creías que los bio-droides son creados en laboratorios? ¡No existe la tecnología necesaria para eso! Los esfuerzos tecnológicos se enfocan en otras cosas más urgentes y prácticas, como mantener contentos a los buenos ciudadanos. ¿Por qué crees que infiltran espías en los refugios? Para saber su localización y atacarlos ¡De ahí es donde obtienen estos esclavos, solo les implanta un aparato en la cabeza para controlarlos y listo! Pero ya hablé demás, lo siento Brenan, me caías bien.


Y Lars levantó su arma y apuntó, se oyó un disparo y Lars cayó al suelo muerto.


MX había localizado a dos de los intrusos y cuando tuvo a uno de ellos a tiro le disparó matándolo, solo debía eliminar al otro... pero no pudo hacerlo, algo en su mente se lo impidió. Cuando le vio la cara se quedó paralizada por completo.


Brenan se quedó en pie completamente inmóvil, por su mente sucedían muchas cosas que lo dejaron confuso; cuando creyó que iba a morir solamente vio como Lars caía al suelo inerte, entonces se dio cuenta que un bio-droide estaba cerca de él empuñando un arma. Brenan levantó su arma listo para disparar cuando exhaló un grito de sorpresa, y sintió que el mundo giraba rápidamente a su alrededor.


-¿Lidia? -dijo Brenan con voz ahogada.


MX no podía disparar, ese hombre, ese humano que tenía enfrente la llamó por un nombre que ella había escuchado en esas memorias que creía que eran errores de programación. Y no solo eso, ese humano era el hombre que siempre veía en esas alucinaciones.


-¿Lidia? ¿Eres tú? -volvió a preguntar Brenan con voz trémula.


-¿Quien eres, humano? -preguntó MX confusa.


Brenan iba a responder cuando escuchó voces que lo llamaban, era el jefe de la partida. Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia MX y le tomó de la mano queriendo obligarla a irse con él, pero MX se resistió. Una parte de ella, que siempre estuvo enterrada en lo profundo de su mente quería seg; pero su otra “yo”, la MX bio-droide, se negaba a hacerlo.


-¡Por favor Lidia! ¡Ven conmigo! -decía Brenan suplicando.


Pero MX se negaba, de ninguna manera seguiría a ese humano, ese intruso. Brenan seguía insistiendo, e incluso pensaba en dejarla inconsciente y cargarla si era necesario, pero la situación se tornaba más peligrosa. Los drones de asalto estaban convergiendo alrededor de su localización y podrían abrir fuego, a pesar de que dañarían los cultivos.


Por mucho que Brenan jalara el brazo de MX esta se negaba rotundamente.


-¡Brenan! ¡Lars!, ¿dónde están? -dijo una voz presurosa.


Brenan observó una última vez a MX, y después dio media vuelta para salir corriendo, en el camino recogió la bolsa de Lars para llevarse los vegetales que contenía. Salió del cultivo, se encontró con el jefe y junto a él se dirigieron hacia el lugar de escape. MX se había quedado en su sitio, con la mirada perdida intentando darle un significado a lo que había experimentado.


En el camino de vuelta Brenan le dijo al jefe acerca de Lars y de su traición.


-Maldición -exclamó el jefe-, debemos tener cuidado con los sujetos que recibimos en el refugio, con razón sentía que Lars no me caía bien.


Pero de su encuentro con MX no dijo nada, eso lo dejaría para después.


Cuando llegaron al refugio Brenan entregó los pocos vegetales que habían obtenido y se retiró a su cuarto privado. Pasó mucho tiempo reflexionando acerca de su encuentro con la bio-droide; pero él sabía que no debía pensar mucho en el asunto, no estaba equivocado. Recordó las palabras de Lars acerca de como el gobierno de la ciudad obtenía trabajadores para las zonas de cultivo, y recordó a la chica con quien se encontró. Al parecer ya sabía que había sido de su hermana. Brenan solamente juntó las manos y lloró.


Por su parte MX repasaba todos los aspectos de su vida mientras descansaba en su estación de servicio. Siempre creyó que su mundo solo estaba conformado por la Zona de Cultivo y todo lo que había en ella; plantas, drones y otros supervisores. Pero desde ese día cuando conoció a los “intrusos” y se dio cuenta que eran otros humanos, todas sus creencias se tambalearon y una parte de su mente exigía respuestas. ¿En qué se diferencian estos humanos calificados como intrusos y los que vivían en la ciudad? ¿Porque los primeros debían infiltrarse en una Zona de Cultivo para robar comida? Pero lo más importante era ese humano, que aparecía en sus “errores de memoria”. ¿Quién era y como estaba relacionado con ella? La había llamado “Lidia”, un nombre que ella nunca escuchó sino hasta ese entonces, pero de alguna manera lo recordaba.


Durante el resto del día MX no pudo concentrarse en sus tareas diarias, su mente se perdía en un torrente de preguntas acerca de ella misma y de su mundo. Dos días después recibió un mensaje:


Bio-droide con la designación MX-2345, debe presentarse ante la bahía de embarque, donde una nave la llevara a las Oficinas de Control para que su sistema sea examinado y corregido”.


MX no sabía que hacer, su parte bio-droide le exigía que fuera, las órdenes dadas por la Oficina de Control eran absolutas. Pero otra parte de ella, una vocesita que resonaba en alguna parte de de su mente le decía lo contrario; le impelía a resolver las dudas que llenaban su cabeza, a saber más acerca de ella y de lo que creía que era la verdad.


Horas más tarde MX estaba fuera de la Zona de Cultivo, ataviada con un traje anti-radiación. Aun estaba dividida, quería regresar para que su mente fuera analizada y su memoria reseteada, pero por otra parte quería averiguar quienes eran esos otros humanos, en especial ese hombre con quien se encontró. Observó a su alrededor y apreció el vasto páramo desértico, vio como el viento levantaba remolinos de polvo mientras el sol comenzaba a ponerse, tornando el horizonte de un color rojizo. Sin más preámbulos comenzó a caminar, llevando una mochila con provisiones y empuñando un arma, se disponía a adentrarse en lo desconocido para resolver el misterio de ese encuentro que tuvo.