La
noche ha llegado una vez más. Solo falta poco tiempo para la media noche y yo
me encuentro camino a mi cuarto que al estar situado hasta lo más elevado de la
casa lo considero una torre. La escalera de metal que conduce a mis aposentos suena
estruendosa mientras mis pasos caen pesadamente en signo de la añoranza que
tengo de descansar.
Cuando
por fin estoy frente a mi cama me dispongo a dejarme caer y entregarme al
cuidado de Morfeo mientras mi cuerpo espera a que llegue la mañana, entonces un
recuerdo llega a mi mente, el recuerdo de cierto evento que sucederá hoy, bueno
entre la noche de hoy y la madrugada del día siguiente; la luna llena. Pero un
detalle más curioso es que se verá roja… eso también me recuerda algo más, algo
que al igual que la luna llena ocurre cada quince días ¿cómo pude olvidarlo?
Me
acerco silenciosamente a la mesa cercana a mi cama, es de mármol blanco
adornado con rosas labradas, sobre la mesa yace una figura inmóvil cubierta con
un manto del mismo color que el mármol pero es sedoso y tiene bordadas rosas
rojas.
-Vaya
–digo en voz baja- de seguro le gustan muchos las rosas.
Entonces
ocurre un evento que podría decirse que estaba planeado, un apagón, todo el
pueblo es privado de la luz artificial pero no se sumerge en la total
oscuridad; a pesar de que es de noche el apagón dio paso a la débil iluminación
de la luna que es lo suficientemente brillante como para poder caminar en la
calle sin tropezar.
Entonces
noto un ligero ruido, una susurrante respiración típica del sueño profundo, veo
de nuevo a la mesa y observo como el mantel sube y baja rítmicamente. “El
apagón no pudo ocurrir en un mejor momento, ya todo está casi listo” digo para
mis adentros.
Abro
la puerta que conduce a la azotea con el mayor sigilo posible y lo que veo me
deja sin aire; una luna completamente llena que ilumina toda la tierra, desde
las montañas cercanas al pueblo hasta la torre del reloj, se pueden notar los
mínimos detalles como si estuviéramos en pleno día, al parecer Selene desafía a
Helios al hacernos saber que ella también puede iluminar, aunque su luz es fría
y sin vida como un amor fingido.
Veo con delicia este extraño espectáculo, tal
vez para muchos contemplar la luna llena les parecerá algo aburrido y sin
sentido o tal vez raro, pero en mi caso
es algo muy hermoso, por alguna razón me atrae mucho el mundo nocturno, más
cuando el abrazante sol es reemplazado por la plateada luna, o tal vez porque
prefiero la quietud de la noche al bullicio del día, no sé bien que es lo que
tanto me atrae de estas últimas horas negras, pero las prefiero más que las diurnas, tal vez por eso acepte ayudarla…
-Ya
es casi la hora –dice una voz detrás de mí.
Volteo
y veo a una bella joven de cabellos rubios, vestida con una túnica blanca,
descalza con esos pies blancos de porcelana y uno ojos embriagadores de color
azul cielo.
-Vaya,
ya estas despierta.
Solo
responde con un enorme bostezo y estirando los brazos.
-¿Cuánto
he dormido? –me pregunta mientras se frota un ojo.
-Lo
habitual, quince días.
-Pero
hoy es “ese día” ¿no?
Ella
sonríe mientras avanza lentamente, por alguna razón extraña llega a mi mente la
melodía de “Claro de Luna” mientras la veo caminar, de seguro porque es igual
de bella como la que adora la noche.
Mientras
avanza levanta la cabeza y abre la boca esbozando una sonrisa, dos agudos
colmillos aparecen en su dentadura, las uñas de la manos crecen largas y
filosas, por último de su espalda nacen dos grandes alas negras de vampiro. Ni
siquiera aletea solo se eleva por los aires mientras extiende sus brazos en
señal de júbilo, da varias volteretas hasta que en una de ellas acaba viéndome
de frente, entonces estira su brazo en señal de invitación.
-Ven
–me dice mientras sus ojos rojos brillan con maldad- y los dos divirtámonos a
costa de los mortales.
-Yo
también soy un mortal y todavía no me decido a seguirte –le digo algo nervioso.
-Está
bien –dice ella sin enojarse-, pero debes decidirte pronto ya que no faltará
mucho tiempo antes de que me vaya de aquí.
Repentinamente
se transforma en una sombra negra y sale disparada hacia la oscuridad. Esta
noche alguien morirá, pero a mí no me afecta en lo más mínimo ya que como dije
antes; yo prefiero la noche al día, eso incluye a las personas, prefiero a los
que viven en las sombras a los que están bajo el sol.
Ah
amanecido, otro día más llega, perezosamente me levanto y lo primero que veo es
a ella recostada en la mesa de mármol, con la boca teñida de rojo y las manos
blancas manchadas de sangre. “Que descuidada es, no se cubrió” dijo mientras la
tapo con su manto y me marcho listo para vivir otro día.
Cada
quince días cuando la luna es llena ella sale en busca de victimas para saciar
su hambre y yo amablemente la resguardo mientras descansa en espera de la
siguiente luna, después de mucho tiempo he estado pensando en su invitación y
creo que voy a aceptarla, para que los dos disfrutemos de los placeres de la
inmortalidad a la luz de la luna.
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